
La soledad es el lugar de la conversión
Para entender el significado de la soledad debemos primero desenmascarar las formas en que la idea de la soledad ha sido distorsionada en nuestro mundo. Nos decimos unos a otros que necesitamos soledad en nuestras vidas. Pero lo que estamos pensando en realidad es en disponer de un momento y un lugar para nosotros mismos donde nadie nos moleste, donde podamos pensar con tranquilidad, expresar nuestras quejas y hacer nuestras cosas, sean las que sean. Para nosotros, soledad es con frecuencia sinónimo de privacidad. Hemos llegado a la dudosa convicción de que todos tenemos derecho a la privacidad. La soledad se convierte, pues, como en una propiedad espiritual por la que podemos competir en el libre mercado de los bienes espirituales. Pero hay más. También pensamos en la soledad como en una estación donde poder recargar las baterías o como un rincón del ring de boxeo donde echar aceite en nuestras heridas, masajear nuestros músculos y recuperar nuestro valor con eslóganes que nos convengan. En resumen, pensamos en la soledad como un lugar donde reunir nuestras fuerzas para continuar en la sempiterna lucha de la vida.
Pero esta no es la soledad de san Juan Bautista, de san Antonio o san Benito, de Carlos de Foucauld o de los hermanos de [la comunidad de] Taizé. Para ellos, la soledad no es un lugar terapéutico privado. Es más bien el lugar de la conversión, el lugar donde muere el viejo yo y nace el nuevo yo, el lugar donde tiene lugar el resurgir del nuevo hombre y la nueva mujer.
Explorar Todas las Meditaciones
Comentarios de nuestros subscritores de las Meditaciones diarias.
Inscríbete para recibir las meditaciones diarias GRATIS.

Ayudar a compartir la visión espiritual de Nouwen
Al apoyar económicamente a la Sociedad Henri Nouwen, nos apoya a ofrecer inspiración, consuelo y esperanza a personas alrededor del mundo. Gracias por tu generosidad y compañerismo.