La gratitud es la percepción de que la vida, en todas sus manifestaciones, es un don por el que queremos dar las gracias. Cuanto más nos acerquemos a Dios en la oración, más conscientes seremos de la abundancia de los dones de Dios en nosotros. Podremos incluso descubrir la presencia de esos dones en medio de nuestros sufrimientos y aflicciones. El misterio de la vida espiritual es que muchos acontecimientos, personas y situaciones que durante mucho tiempo parecieron impedir nuestro camino hacia Dios se convierten en formas de estar unidos más profundamente a él. Lo que parecía ser un obstáculo resulta ser un don. De manera que la gratitud se convierte en una cualidad de nuestro corazón que nos permite vivir gozosamente y en paz, aunque continúen nuestras dificultades.