La espera del Adviento está vinculada al acontecimiento de la encarnación de Dios. Cuanto más en contacto entro con lo que ocurrió en el pasado, más en contacto entro con lo que está por venir. El evangelio no solo me recuerda lo que ocurrió, sino también lo que va a ocurrir. En la contemplación de la primera venida de Cristo puedo descubrir los signos de su segunda venida. Al mirar hacia atrás mientras medito puedo mirar hacia adelante con esperanza. Reflexionando puedo proyectarme en el futuro; conservando el recuerdo del nacimiento de Cristo puedo avanzar hasta la llegada de su Reino. Me llama la atención que los profetas, que hablaban sobre el futuro de Israel, recordaran siempre a su pueblo las grandes obras que Dios había hecho en el pasado. Podían mirar hacia el futuro con confianza porque eran capaces de echar la vista atrás y contemplar los grandes hechos de Jesús.