Una de las experiencias de la oración es que parece que no ocurre nada. Pero, cuando sigues haciéndola y miras hacia atrás, recordando un largo período de oración, te das cuenta de pronto de que algo ha ocurrido. Lo que está más cerca, más dentro, más presente, a veces no puede experimentarse directamente, sino solo poniendo distancia. Cuando pienso que tan solo estoy distraído, que estoy perdiendo el tiempo, en realidad está ocurriendo algo demasiado inmediato para percibirlo, comprenderlo y experimentarlo. Solo en retrospectiva soy consciente de que algo muy importante ha tenido lugar. ¿Y no es esto verdad para todos los acontecimientos verdaderamente importantes de la vida? Cuando estoy con alguien a quien amo profundamente, apenas hablamos de nuestra relación. La relación, de hecho, es demasiado importante para hablar de ella.